La cirugía de rejuvenecimiento facial está indicada cuando existe flacidez y descenso de los tejidos blandos de la cara. Desde que nacemos la cara experimenta una serie de cambios naturales los cuales inician en la infancia y van desde el desarrollo y crecimiento de las estructuras óseas, acumulo de tejido graso localizado y la erupción de los dientes primarios o de leche, entre otros. Durante la edad adulta numerosos cambios en la cara se producen: disminución de los tejidos blando faciales, con las consiguientes arrugas faciales, esqueletonización del rostro y la pérdida de los dientes, caída del mentón y la punta nasal entre otros.
Como se puede entender los cambios denominados de envejecimiento facial ocurren desde los treinta años en adelante y se presentan de manera continua. Estos cambios de dan como resultado del descenso de tejidos blandos faciales primero por la acción de la fuerza de gravedad, por la pérdida de las sustancias de sostén y por la atrofia de los tejidos grasos faciales. Para revertir y detener estos cambios se pueden realizar diferentes tipos de cirugías plásticas.

Estas cirugías consisten en reposicionar los tejidos faciales descendidos en la ubicación anatómica ideal. También se tiene como objetivo el restaurar el volumen facial perdido. Las técnicas modernas de cirugía utilizan incisiones mínimas las cuales son casi imperceptibles. El tiempo de recuperación también se ha reducido ostensiblemente de acuerdo al tipo de cirugía que se realice.